Los candidatos al sillón de Pizarro protagonizaron una polémica que no estuvo exenta de frases y pullas
ÁNGEL HUGO PILARES @angelhugo
Redacción Online
elcomercio.pe.- El chicote de Noriega. El candidato de Despertar Nacional se presentó durante la exposición del tema libre con un chicote enviado, según él, por los ronderos para “castigar” a Keiko Fujimori y Alejandro Toledo. El buen Federico Salazar, moderador del debate, le dijo apenas terminó su exposición: “Le vamos a dar con el chicote por no respetar los tiempos”.
Micrófonos apagados. Sea por la impulsividad, por la verborragia o por que se atarantaban entre cifras y datos, más de un candidato se quedó sin tiempo para exponer sus ideas. Un minuto y medio por respuesta no era mucho, pero luego de ver las alocuciones de los candidatos, estamos seguros que -salga quien salga como presidente- no nos libraremos de los largos y aburridos discursos de 28 de julio.
El satánico doctor No. Noriega (otra vez) disparó contra todo lo que se le puso adelante, pero el toque jocoso fue que referirse a sus rivales usó una expresión quechua bastante común: “Supaipawawa”, que significa “hijo del diablo”.
La prueba toxicológica de Toledo. Asadísimo por las mil 500 alusiones a cierta relación con las drogas, Alejandro Toledo anunció que se hizo una prueba toxicológica que pondrá a disposición de los medios. La respuesta de su archirrival Luis Castañeda fue de antología: “Yo no quisiera que él fuera un consumidor”. Auch.
El caramelo de PPK. Pedro Pablo debió andar con los nervios de punta durante el debate, o quizás solo quería endulzar una polémica que amenazó con amargarse más de una vez. La cosa es que se le vio siempre con un caramelo en la boca. Provecho.
Juliana y Goliat. De la misma creadora de “¿Y dónde pretenden ustedes incluir a esta chola?”, llegó otra frase memorable: “Tengan en cuenta mi valentía al presentarme como candidata ante tanto Goliat, ante tantos millones de dólares”, valiente la doña.
Las portátiles. Sumamente molesto porque varios grupos políticos decidieron hacer caso omiso al acuerdo que indicaba que nadie llevaría portátiles. Ollanta casi patea el tablero y estuvo a punto de dejar el debate. El lío afuera fue grande, tanto que un periodista acabó atropellado por el candidato de Gana Perú y se registró, al menos, una bronca entre partidarios de Toledo y Castañeda. Pasa en la vida real.
Recontra nacionalista. Ollanta Humala se lanzó con todo con una frase por la que algunos acabaron atragantándose: “El Perú necesita un presidente leal y que tenga una sola nacionalidad”. A la luz de las recientes encuestas, ya quedó claro a quién trata de quitarle votos ¿no?.
Pequeño gran hombre. José Ñique, decidido a salir de una vez del rubro “otros” en las encuestas, se lanzó contra todos: culpó a los medios, retó a debates a todos los candidatos y, en lugar de querer quitar votos a los ‘candidatos chicos’ se lanzó encima de un par de peces gordos: “Gobiernos como el de Toledo, con PPK, ‘hambrearon’ a nuestro pueblo”, fue de lo más suave que dijo.
Los que no dispararon. Pese a las pullas que recibieron, se quedaron calladitos. Keiko Fujimori y Alejandro Toledo -increíblemente- hicieron de tripas corazón y no recordaron el pasado político a ninguno de sus contendores y hasta sonrieron, orondos, como que con ellos no era.
Redacción Online
elcomercio.pe.- El chicote de Noriega. El candidato de Despertar Nacional se presentó durante la exposición del tema libre con un chicote enviado, según él, por los ronderos para “castigar” a Keiko Fujimori y Alejandro Toledo. El buen Federico Salazar, moderador del debate, le dijo apenas terminó su exposición: “Le vamos a dar con el chicote por no respetar los tiempos”.
Micrófonos apagados. Sea por la impulsividad, por la verborragia o por que se atarantaban entre cifras y datos, más de un candidato se quedó sin tiempo para exponer sus ideas. Un minuto y medio por respuesta no era mucho, pero luego de ver las alocuciones de los candidatos, estamos seguros que -salga quien salga como presidente- no nos libraremos de los largos y aburridos discursos de 28 de julio.
El satánico doctor No. Noriega (otra vez) disparó contra todo lo que se le puso adelante, pero el toque jocoso fue que referirse a sus rivales usó una expresión quechua bastante común: “Supaipawawa”, que significa “hijo del diablo”.
La prueba toxicológica de Toledo. Asadísimo por las mil 500 alusiones a cierta relación con las drogas, Alejandro Toledo anunció que se hizo una prueba toxicológica que pondrá a disposición de los medios. La respuesta de su archirrival Luis Castañeda fue de antología: “Yo no quisiera que él fuera un consumidor”. Auch.
El caramelo de PPK. Pedro Pablo debió andar con los nervios de punta durante el debate, o quizás solo quería endulzar una polémica que amenazó con amargarse más de una vez. La cosa es que se le vio siempre con un caramelo en la boca. Provecho.
Juliana y Goliat. De la misma creadora de “¿Y dónde pretenden ustedes incluir a esta chola?”, llegó otra frase memorable: “Tengan en cuenta mi valentía al presentarme como candidata ante tanto Goliat, ante tantos millones de dólares”, valiente la doña.
Las portátiles. Sumamente molesto porque varios grupos políticos decidieron hacer caso omiso al acuerdo que indicaba que nadie llevaría portátiles. Ollanta casi patea el tablero y estuvo a punto de dejar el debate. El lío afuera fue grande, tanto que un periodista acabó atropellado por el candidato de Gana Perú y se registró, al menos, una bronca entre partidarios de Toledo y Castañeda. Pasa en la vida real.
Recontra nacionalista. Ollanta Humala se lanzó con todo con una frase por la que algunos acabaron atragantándose: “El Perú necesita un presidente leal y que tenga una sola nacionalidad”. A la luz de las recientes encuestas, ya quedó claro a quién trata de quitarle votos ¿no?.
Pequeño gran hombre. José Ñique, decidido a salir de una vez del rubro “otros” en las encuestas, se lanzó contra todos: culpó a los medios, retó a debates a todos los candidatos y, en lugar de querer quitar votos a los ‘candidatos chicos’ se lanzó encima de un par de peces gordos: “Gobiernos como el de Toledo, con PPK, ‘hambrearon’ a nuestro pueblo”, fue de lo más suave que dijo.
Los que no dispararon. Pese a las pullas que recibieron, se quedaron calladitos. Keiko Fujimori y Alejandro Toledo -increíblemente- hicieron de tripas corazón y no recordaron el pasado político a ninguno de sus contendores y hasta sonrieron, orondos, como que con ellos no era.
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