WASHINGTON — El hallazgo en los años 90 en Etiopía del esqueleto de homínido más antiguo encontrado hasta ahora, de 4,4 millones de años de antigüedad, arroja luz sobre una nueva etapa en la evolución del hombre que lo acerca al ancestro común de humanos y monos, según un estudio divulgado este jueves.
El rescate entre 1992 y 1994 de este esqueleto fosilizado, pieza por pieza, así como de decenas de otros fósiles pertenecientes a esta misma especie de homínido bautizado 'Ardipithecus ramidus', revela características biológicas hasta entonces desconocidas del primer eslabón en la evolución del hombre desde sus orígenes, según los resultados de los análisis de estos investigadores.
Este fósil de una hembra bautizada 'Ardi' es el esqueleto más antiguo conocido de la rama humana de la familia de los primates que comprende los 'Homo sapiens', así como especies más cercanas al hombre que los chimpancés y los bonobos, subraya el equipo internacional de paleo-antropólogos y de geólogos cuyos estudios aparecen en la revista estadounidense Science del 2 de octubre.
El análisis del cráneo, los dientes, la pelvis, las manos, los pies y otros huesos de 'Ardi' llevaron a los científicos a deducir que en vida se trataba de una hembra bípeda que pesaba 50 kilos y medía 1,20 metros de altura.
El estudio de 'Ardi' permitió una nueva comprensión de la manera por la cual los homínidos -que engloban la familia de los grandes monos, entre los cuales están los humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes- podrían todos descender de un ancestro común, precisó Giday WoldeGabriel, del Laboratorio nacional de Los Álamos (Nuevo México, suroeste) que dirigió los estudios de datación geológica del sitio del hallazgo.
Se estima que el último ancestro común a los humanos y los chimpancés podría haber vivido hace unos seis millones de años.
Hasta el descubrimiento de 'Ardi', el eslabón más antiguo conocido de la evolución del hombre era un 'hombre-mono' bípedo dotado de un pequeño cerebro que vivió hace entre uno y cuatro millones de años.
'Lucy', un fósil de un espécimen de esta especie denominada 'Australopithecus' y que data de hace 3,2 millones de años, fue descubierto en 1974, también en Etiopía, a unos 72 kilómetros de donde se encontró a 'Ardi' 20 años más tarde.
'Ardi' era más primitiva que Lucy, indican los análisis comparativos de su esqueleto y de los otros restos fosilizados de 'Ardipithecus', subrayan estos investigadores.
Tras el hallazgo de 'Lucy', los paleo-antropólogos esperaban -al descubrir posteriormente fósiles del homínido más antiguo- encontrar el ancestro común del hombre y el chimpancé, basándose en las tres grandes similitudes genéticas entre ambos.
Pero el esqueleto de 'Ardi' no corrobora esta expectativa, observa Tim White, profesor del Centro de investigación sobre la evolución humana de la Universidad de Berkeley (California, oeste), uno de los principales autores de esta vasta investigación. 'Ardi', al "acercarnos como nunca antes al ancestro común de los monos y el hombre, nos permite realmente imaginar sus rasgos", indicó. "Esta criatura ('Ardi') es de hecho un mosaico interesante, ni chimpancé ni humano", añadió, observando que la mano del fósil es "incluso más primitiva" que la de un chimpancé.
La conclusión "sorprendente" del análisis de las características biológicas y morfológicas de 'Ardi' es que los grandes monos africanos y los humanos siguieron caminos muy diferentes desde su separación, tras su último ancestro común, lo que hace difícil imaginar cómo era éste último y comprender la evolución humana, explicó Tim White. "La única manera de saber a qué se parecía este ancestro será encontrarlo", concluyó, citando a Charles Darwin, que advertía contra las extrapolaciones a partir de los monos.
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El rescate entre 1992 y 1994 de este esqueleto fosilizado, pieza por pieza, así como de decenas de otros fósiles pertenecientes a esta misma especie de homínido bautizado 'Ardipithecus ramidus', revela características biológicas hasta entonces desconocidas del primer eslabón en la evolución del hombre desde sus orígenes, según los resultados de los análisis de estos investigadores.
Este fósil de una hembra bautizada 'Ardi' es el esqueleto más antiguo conocido de la rama humana de la familia de los primates que comprende los 'Homo sapiens', así como especies más cercanas al hombre que los chimpancés y los bonobos, subraya el equipo internacional de paleo-antropólogos y de geólogos cuyos estudios aparecen en la revista estadounidense Science del 2 de octubre.
El análisis del cráneo, los dientes, la pelvis, las manos, los pies y otros huesos de 'Ardi' llevaron a los científicos a deducir que en vida se trataba de una hembra bípeda que pesaba 50 kilos y medía 1,20 metros de altura.
El estudio de 'Ardi' permitió una nueva comprensión de la manera por la cual los homínidos -que engloban la familia de los grandes monos, entre los cuales están los humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes- podrían todos descender de un ancestro común, precisó Giday WoldeGabriel, del Laboratorio nacional de Los Álamos (Nuevo México, suroeste) que dirigió los estudios de datación geológica del sitio del hallazgo.
Se estima que el último ancestro común a los humanos y los chimpancés podría haber vivido hace unos seis millones de años.
Hasta el descubrimiento de 'Ardi', el eslabón más antiguo conocido de la evolución del hombre era un 'hombre-mono' bípedo dotado de un pequeño cerebro que vivió hace entre uno y cuatro millones de años.
'Lucy', un fósil de un espécimen de esta especie denominada 'Australopithecus' y que data de hace 3,2 millones de años, fue descubierto en 1974, también en Etiopía, a unos 72 kilómetros de donde se encontró a 'Ardi' 20 años más tarde.
'Ardi' era más primitiva que Lucy, indican los análisis comparativos de su esqueleto y de los otros restos fosilizados de 'Ardipithecus', subrayan estos investigadores.
Tras el hallazgo de 'Lucy', los paleo-antropólogos esperaban -al descubrir posteriormente fósiles del homínido más antiguo- encontrar el ancestro común del hombre y el chimpancé, basándose en las tres grandes similitudes genéticas entre ambos.
Pero el esqueleto de 'Ardi' no corrobora esta expectativa, observa Tim White, profesor del Centro de investigación sobre la evolución humana de la Universidad de Berkeley (California, oeste), uno de los principales autores de esta vasta investigación. 'Ardi', al "acercarnos como nunca antes al ancestro común de los monos y el hombre, nos permite realmente imaginar sus rasgos", indicó. "Esta criatura ('Ardi') es de hecho un mosaico interesante, ni chimpancé ni humano", añadió, observando que la mano del fósil es "incluso más primitiva" que la de un chimpancé.
La conclusión "sorprendente" del análisis de las características biológicas y morfológicas de 'Ardi' es que los grandes monos africanos y los humanos siguieron caminos muy diferentes desde su separación, tras su último ancestro común, lo que hace difícil imaginar cómo era éste último y comprender la evolución humana, explicó Tim White. "La única manera de saber a qué se parecía este ancestro será encontrarlo", concluyó, citando a Charles Darwin, que advertía contra las extrapolaciones a partir de los monos.
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http://www.farodevigo.es/sociedad-cultura/2009/10/03/incognita-eslabon-perdido/373957.html
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