"Hay que aprender a observar para lograr la comprensión. Porque comprender sí es difícil. Observar a los muchachos es tarea a que nos vemos convocados los profesores".
"Hay que aprender a observarlos. Ver, sin juzgar. Oír, sin juzgar".
"...relacionar lo visto y oído con el momento en que se produce y con las circunstancias que constituyen el marco entero de la observación, para intentar, así, explicarse las razones que mueven a los estudiantes a actuar y decir tal como observamos que dicen y actúan".
Corría el año 1943, y en los campos europeos el mariscal Rommel asombraba con sus Pánzer y desconcertaba a quienes teníamos puesta la esperanza en los aliados. A esa hora se remontan mis primeros escarceos docentes. Frente a un grupo de 12 muchachos debía explicar la idea de Amado Alonso sobre la categoría semántica del pronombre.
Ahí aprendí, en callada retribución, muchas cosas que han ido reforzando mi vocación y robusteciendo mi fe en esta tarea singular de la enseñanza. Aprendí a observar las distintas actitudes de los muchachos. El tiempo me ha ido confirmando y depurando el cuadro. Atentos unos, con circunspección evidente del gesto y la actitud. Atentos, sin fruncimiento del ceño, los más. Alegres unos y otros. Hay también un tipo especial de estudiante: su mirada vaga no es de desentimiento de los hechos sino de perplejidad anhelante. Busca, en el fondo, la mirada nuestra como para dar idea de su presencia, pero al mismo tiempo evita...
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Tomado de Foro Educativo
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