El Arte de Enseñar.- Los trabajos de remodelación de la Plaza O'higgins, o mejor conocido como “el parquecito del amor”, el cual se encuentra ubicado en las intersección del Jirón Sepúlveda y la Av. Libertadores, se viene ejecutando de forma expectante, ya se pueden observar notables cambios, como la reubicación del monumento a Bernardo O’Higgins, y la construcción en su lugar, de un proscenio a manera de atrio o ágora griega.
Se observa además la construcción de una pérgola provista de una sucesión de bancas de forma zigzagueante.
Otra de las modificaciones, ha sido la elevación de la superficie de los jardines, así como la instalación de nuevos postes provistos de faroles decorativos en una mezcla de arquitectura colonial con líneas vanguardistas.
La parte central cuenta con piso cerámico al igual que el atrio, y los pasadizos laterales están siendo construidos con adoquines de arcilla (ladrillos). En cuanto a sus jardines, se han sembrado una variedad de plantas decorativas y exóticas , además cuenta con todas sus áreas cubiertas de gras.
Debemos reconocer que el cambio es sustancial, y está quedando muy bonito, pero no podemos negar, que quizás hubiese sido más acertado suprimir, el jardín central, para que la explanada fuera mayor y así permitir un aérea adecuada como para realizar, recitales de poesía o la exposición de cualquier otra manifestación artística espontanea, que tanta falta nos hace desarrollar.
Esperamos también que finalizada las labores de remodelación, y entrega de la obra a la ciudadanía, pueda contar con la vigilancia, ya sea de celadores, seguridad ciudadana o por qué no, de la policía nacional, a fin de evitar que siga siendo el punto predilecto de delincuentes que arrebatan celulares o desadaptados que se concentran para libar licor o consumir sustancias toxicas.
No olvidemos tampoco, que hasta antes del el inicio de los trabajos, niños, jóvenes y personas de la tercera edad, lo utilizaban como patio de recreación y losa deportiva, lo cual creo ya no será conveniente que se siga utilizando como tal, pero sería pertinente que se destine un escenario deportivo, gratuito para estas personas que ningún daño le hacen a nadie, para que sigan departiendo sus amenas tardes de deporte, quien sabe no sólo para mantenerse sanos, sino para olvidar las penas y tristezas propias de toda persona adulta que ve con impotencia como se degrada la sociedad con tantos vicios, malos hábitos y penurias económicas.
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