El Arte de Enseñar.- En el día de todos los santos, al igual que en todo el mundo católico, en Cañete, miles de personas acudieron a los diferentes cementerios en cada una de sus localidades, para ofrendar a sus muertos con oraciones cánticos, y flores.
Esta fecha, como todos los años, se convierte en una muy buena oportunidad de negocio, no sólo para los rezadores de responsorios, floristas, sino para los proveedores de agua, de escaleras y velas.
Desde muy tempranas horas el Cementerio General de la Capital de la Provincia, abrió sus puertas a los centenares de deudos que agrupados en familia, acudían para honrar la memoria de sus seres queridos.
El blanco pálido de los cuarteles y pasadizos, última morada de muchos de los nuestros, iba cobrando vida con los multicores ramos de flores, y el enjambre bullicioso de deudos, unos aún dolientes, otros ya resignados, que entonando canticos y oraciones evocaban a los que se adelantaron en la partida.
Como se recuerda, conforme a la tradición católica, instituida por el Papa Urbano IV, cada 1 de noviembre se celebra el Día de todos los Santos, en veneración a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico.
Algunas versiones sostienen que el pontífice en mención declaró dicha celebración como una respuesta ante la celebración pagana del 31 de octubre, (festividad del Samhain) ahora llamado Halloween, la cual marcaba el final del año celta.
En el calendario cristiano, se declara además del día 1 de noviembre como Día de todos los santos, el día 2 de noviembre, como “Día de los muertos”.
Esta fecha, como todos los años, se convierte en una muy buena oportunidad de negocio, no sólo para los rezadores de responsorios, floristas, sino para los proveedores de agua, de escaleras y velas.
Apostados además en las afueras comedores y restaurantes al paso, ofreciendo los más tradicionales platos de la gastronomía cañetana, así como la ineludible cervecita, parte de nuestro acervo popular.
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