El cuerpo de Chávez será embalsamado para que «el pueblo pueda tenerlo siempre», tal y como ocurrió con Lenin, Mao Tse Tung, Kim Jong-IL o Ho Chi Ming
abc.es.- «El comandante Chávez va a estar en posibilidad de ser
visto por lo menos siete días más, para que el todo el pueblo lo pueda
ver sin ninguna limitación», indicó Nicolás Maduro, antes de añadir: «Así como está Ho Chi Min, Lenin y Mao Tse Tung,
quedará su cuerpo embalsamado en el Museo de la Revolución de manera
especial para que pueda estar en una urna de cristal y nuestro pueblo
pueda tenerlo por siempre». De esta forma, el cuerpo del recientemente
fallecido presidente de Venezuela seguirá los pasos que en su día
tuvieron los selectos líderes del comunismo ruso, chino y vietnamita, u
otros como el recientemente fallecido mandatario de Corea del Norte, Kim Jong-il.
El primero fue, tras su muerte en 1924, Lenin, cuyo
embalsamamiento provocó la aparición de multitud de teorías
revolucionarias para conservar los cadáveres en perfecto estado, tales
como baños regulares o aparatos eléctricos instalados en el cuerpo del
difunto para regular la humedad.
Nada más fallecer el fundador de la Unión Soviética se construyó en la Plaza Roja de Moscú el llamado Mausoleo de Lenin,
junto a los muros del Kremlin, donde reposan sus restos mortales
embalsamados. Su momia ha permaneció allí desde entonces, a excepción de
la práctica totalidad del tiempo que duró de la Segunda Guerra Mundial,
cuando fue evacuado a Siberia. Durante todas estas décadas, las colas
para ver al histórico referente bolchevique de la Revolución Rusa han
sido enormes.
Cuando desapareció la URSS, algunos políticos como Mijaíl
Gorbachov pidieron el desmantelamiento del mausoleo y que los restos de
Lenin fueran enterrados, pero sus peticiones nunca encontraron eco en el
Gobierno de la Federación Rusa ni el Parlamento. Sin embargo, en una
encuesta realizada por el centro sociológico Levada en 2008, el 82% de
defensores del mausoleo que había en el año 2000 ha bajado al 64%.
Kim Jong-Il, el último embalsamado
El líder de Corea del Norte, Kim Jong-Il, fue el último en
ser embalsamado tras su muerte en 2011 tras un ataque al corazón a los
69 años de edad y tras 17 años en el poder. El «Querido Líder»
seguía los pasos de su padre, Kim Il-sung, que fue precisamente
preservado por embalsamadores rusos tras fallecer a causa de un infarto
al corazón en 1994. «Se trata de idolatrar a la familia Kim. Preservan
sus cuerpos para mantener el régimen intacto», según dijo a Reuters el
exembajador norcoreano en Tailandia después de fallecer el «Querido
líder».
El cuerpo embalsamado de Kim Jong-Il no fue mostrado al público hasta el primer aniversario de
su muerte mediante una ceremonia especial y varios eventos en su honor.
Su cuerpo, vestido con su tradicional traje color caqui y cubierto con
un paño rojo, fue exhibido en el renovado mausoleo de la familia del
Palacio del Sol Kumsusan, entre lágrimas y sollozos de los asistentes,
que caminaron alrededor del ataúd de cristal.
Tal es el culto que se rindió a Kim Jong-Il que, junto a su
cuerpo, se exhibieron algunos objetos personales del fallecido líder,
como sus inconfundibles gafas de sol y sus característicos zapatos de
plataforma.
El culto a Mao Tse Tung
Mao Tse Tung murió en Pekín,
el 9 de septiembre de 1972, a los 82 años. Fue su vicepresidente, Lin
Biao, el que se encargo de construir todo un culto a la personalidad del
presidente. Fue el compilador de un libro de citas de Mao que se le
exigía cargar siempre a cada miembro del Partido y consiguió que el
retrato de Mao minara las oficinas del gobierno, los comercios y las
viviendas.
Aunque muchos miembros del Partido Comunista consideran hoy que el maoísmo fue un pequeño desastre económico y
político, aún hoy se conserva el cuerpo del fundador de la República
Popular China en la parte sur de la tristemente célebre Plaza de
Tiananmen para que sea visitado por decenas de miles de turistas al año.
Allí lleva más de 30 años, rodeado de esculturas de soldados, obreros y
campesinos.
Cuenta en sus memorias el médico personal de Mao, Li Zhisui,
que no sabía cómo embalsamar el cuerpo cuando recibió la orden. Y
tampoco podía viajar al extranjero por motivos políticos, así que él y
sus colegas hallaron una fórmula en una antigua revista europea que
hablaba de inyectar en el cuerpo 16 litros de formol. Pero no se fiaron y
terminaron inyectando 22 litros. «El resultado fue desconcertante –Li
Zhisui–. La cara de Mao se hinchó como una pelota y el cuello alcanzó el
ancho de la cabeza. Tenía la piel brillante y rezumaba formol por los
poros como si fuera sudor. Las orejas también estaban hinchadas y
asomaban de la cabeza formando un ángulo recto. El cadáver era
grotesco». Aterrorizados por la posibilidad de que los fusilaran, los
médicos comenzaron a masajear el cuerpo para distribuir el formol, pero
no dio buen resultado. Tal era el grosor del cuerpo que tuvieron que
cortarle el traje para poder vestirlo.
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