Una adolescente islandesa de 15 años ganó la batalla legal para llamarse
como quería, algo que no aprobaban las autoridades. Conoce los nombres más raros del mundo
elcomercio.pe.- (BBC Mundo).
Una tarea difícil de los futuros padres suele ser ponerse de acuerdo en
un nombre que les guste a los dos para futuro bebe. Si en esa
complicada decisión se mete el gobierno, la historia puede ser bastante
más complicada. Bjork Eidsdottir no tenía ni idea de que cuando hace 15
años decidió llamar a su hija Blaer estaba rompiendo la ley.
Para las autoridades de su país, Islandia,
este nombre que significa “suave brisa” era un nombre de varón y por lo
tanto no lo aprobaron. Eso significó que durante toda su infancia,
Blaer en los documentos oficiales era simplemente “Niña”.
Hasta finales de enero de este año que una corte del distrito de
Reikiavik resolvió que Blaer también podía ser un nombre femenino. “Por
fin tendré mi nombre en el pasaporte”, afirmó Blaer tras oír la decisión
del juez. El caso de Islandia no es único. Países como Alemania,
Suecia, China y Japón también ponen restricciones en los nombres.
¿POR QUÉ?
En el caso de Islandia, se trata de cumplir con ciertas normas gramaticales y de género y de salvar al niño de un posible bochorno. En ocasiones, aunque no en todos los casos, las autoridades también insisten en que debe ser posible escribir el nombre en islandés.
En el caso de Islandia, se trata de cumplir con ciertas normas gramaticales y de género y de salvar al niño de un posible bochorno. En ocasiones, aunque no en todos los casos, las autoridades también insisten en que debe ser posible escribir el nombre en islandés.
En el país hay una lista de 1.853 nombres de mujeres y 1.712 de varones entre los que los padres deben elegir. En caso contrario, deberán pedir permiso a un comité especial.
Alemania tiene preocupaciones similares por el bienestar de los
niños. En ese país, a una pareja turca se le impidió poner a su hijo el
nombre de Osama Bin Laden.
Y a una pareja que decidió llamar a su hijo Berlín,
en honor a la ciudad en la que se conocieron, les pusieron objeciones
de la oficina de registro civil. Al final se lo permitieron después de
que el abogado defensor de la familia alegase que el registro sí que
había permitido usar anteriormente Londres como nombre.
Ante una posible ambigüedad de género, las autoridades alemanas no
permiten usar el nombre de Matti porque, aseguran, el sexo del bebe no
sería obvio. Y tampoco encontrarán a ningún alemán que se llame Merkel,
Schroeder o Kohl, porque los apellidos no pueden usarse como nombres.
En Nueva Zelanda, 4Real fue prohibido por las autoridades porque los
nombres no pueden empezar con números. También en ese país, un juez le
dio un permiso especial a una joven para que se cambiase el nombre que
odiaba – Talula Does The Hula From Hawaii- que en español sería algo así
como Talula baila hula-hula de Hawai.
En Japón, cuando los padres van a registrar a los recién nacidos,
las autoridades locales los rechazan si no creen que sea un nombre
apropiado. En 1993, no se permitió a una familia poner Akuma -que
significa “demonio”- a su hijo. En China, varios padres se han visto
obligados a cambiar el nombre a sus hijos si las autoridades los
consideran muy desconocidos.
PAÍSES MÁS PERMISIVOS
Países como Reino Unido y Estados Unidos tienen una política mucho más liberal en cuanto a los nombres. Los padres estadounidenses pueden llamar a sus hijos prácticamente de cualquier manera, dice Michael Sherrod, coautor de un libro sobre nombres raros. De hecho, asegura, los padres lo ven como una importante muestra de la libertad de expresión consagrada en la Constitución.
Países como Reino Unido y Estados Unidos tienen una política mucho más liberal en cuanto a los nombres. Los padres estadounidenses pueden llamar a sus hijos prácticamente de cualquier manera, dice Michael Sherrod, coautor de un libro sobre nombres raros. De hecho, asegura, los padres lo ven como una importante muestra de la libertad de expresión consagrada en la Constitución.
“Cuando descubrí las restricciones que tienen otros países, me quedé
completamente atónito”, afirma. Por eso, en su país los nombres
extraños no son nada nuevo. En los censos de los siglos XVIII y XIX
figuran nombres como Juicio del Rey, Caída Noble o Plaga de Cólera. “En
total, había 20 personas que se llamaban Nombre, 458 que se llamaban
Coma y 18 Punto, pero solo una que se llamaba Punto y Coma”, explica.
Y en un terreno más arriesgado, Ima (que suena como soy) o Wanna
(que suena como quiero) también son populares, especialmente acompañados
por apellidos como Mann -similar a hombre-, Hoare -similar a zorra- o
Pigg -similar a cerdo-, señala el autor. E incluso se han permitido
nombres más ofensivos.
NOMBRES OFENSIVOS
¿Pero, por qué los padres les harían eso a sus hijos?
¿Pero, por qué los padres les harían eso a sus hijos?
“Muchos padres dicen que quieren que sus hijos sean únicos. Creen
que es divertido y les distingue de otros chicos y les da personalidad”,
afirma Sherrod que cree que también es una cuestión de actitud de los
estadounidenses que piensan que pueden hacer lo que quieran con sus
hijos y que, en caso de que no les guste, se lo podrán cambiar cuando
sean mayores.
Sin embargo, reconoce que los niños con nombres poco comunes tienden
a ser objeto de burlas en el colegio aunque más tarde lo suelen
aceptar. Para Sherrod no hay duda de que algunos de los nombres más
ofensivos podrían ser considerados como una forma de abuso infantil pero
opina que la legislación no es la respuesta.
“No digo que la justicia no debe intervenir pero preferiría que lo
hiciera solo en caso de que los padres no estén de acuerdo y el tema
llegue a un juzgado”, opina y señala que hay muy pocos casos llegarían a
ese punto.
Aunque es algo que sí sucede de vez en cuando. Como cuando un joven
llamado Thomas Boyd Ritchie III trató de cambiar su nombre a simplemente
III. En esa ocasión, una Corte de California dijo que sería
“intrínsecamente confuso”.
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