El Arte de Enseñar.- No ha mucho a tiempo de habernos repuesto de la consternación, consecuencia de un sismo cuya escala 7.9 dejara como consecuencia, además de múltiples daños materiales y profusas secuelas emocionales nos dejara también la palabra “colapsadas”, popularizada y usada hasta la saciedad.
Hoy, nos estremecemos no por movimiento telúrico alguno, sino por la exasperante lentitud con que se computan o contabilizan los votos del reciente proceso electoral, y que esta vez, cual otrora remezón nos deja otra palabra para nutrir nuestro pobre y limitado repertorio lexical.
Y es que hablar de “observadas” es el término, materia de disputas, protestas, especulaciones. Es, si se quiere, la palabra del momento.
Ya no se escucha hablar de impugnaciones como solía ocurrir en elecciones pasadas, ahora el término materia de conversación en todo ámbito es “observadas”, para referirse a aquellas actas de escrutinio que aún no han sido computadas, por presentar errores según “dizque” de orden técnico, como ilegibilidad, daño del material, no contar con la huella digital de los miembros de mesa o de los personeros o porque el voto fue marcado con lapicero de tinta roja y no el azul que repartió la ONPE, porque unos escribieron sus nombres en cursiva y otros en letra scrib o sabe Dios por qué otra razón descabellada.
ESPECULACIONES A LA ORDEN DEL DÍA
Se habla de fraude, de manipulación y hasta de ‘metidas de mano’, no… no sea mal pensado se habla de otra metida de mano.
No faltan razones para sospechar de manipulación en el conteo de votos, no resulta del todo descabellado en pensar en fraudes, pero a lo mejor no se trata de eso. Sino de las condiciones que se previeron de manera astuta para que en el caso de resultados adversos a los intereses del gobierno pudieran revertirse de manera amañada.
A diferencia de otras justas electorales, no se han producido impugnaciones de mayor consideración.
De otro lado, tampoco podríamos desconocer la voluntad popular, con relación a sus candidatos, que en muchos de los casos, han sido legítimamente electos.
Tras un análisis, no podríamos negar que la ONPE ha cometido errores o ha mostrado deficiencias. Al respecto cito: “Fui el único miembro titular en mi mesa, y había 163 electores hábiles según padrón, electoral, incluida la abuela fallecida de uno de los miembros suplentes. La verdad no sabía si darle el pésame o reírme”. Sin embargo, descubriremos que buena parte de la responsabilidad la tiene el Jurado Nacional de Elecciones.
Mejor dejemos que nos ilustren al respecto, nuestros amigos de blogs tan populares y de agudo sentido crítico como:
DESDE EL TERCER PISO: LOS PROBLEMAS DE LA ONPE
UTERO.PE: Qué Chu está pasando
DIARIO 16: ¿Fraude, cortina de humo o pura estupidez?
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