El Arte de Enseñar.- Hoy con sorpresa nos enteramos
de tu muerte, y nos conmueve conocer el triste epílogo de tu vida; pero nada podrá
borrar los gratos y emotivos momentos que nos diste en cada una de tus
actuaciones, entretuviste nuestros años infantiles en los 80’s con tan
agradable serie "Mork y Mindy", cómo olvidarte
Mork, curioso ser extraterrestre que llegó del planeta "Ork" por
órdenes de su líder "Orson", te metamorfoseaste una y otra vez para
deleitarnos con tu candor, tu sonrisa y picardía, te convertiste en el Dr. De la
risa en “Patch Adams”, en la cual interpretaste al inolvidable Hunter el de la
nariz roja.
Nos conmoviste con el “hombre
bicentenario”, interpretando a Andrew, aquel robot humanoide inteligente, que
con el pasar del tiempo fue adquiriendo sabiduría y sentimientos. En “Jumanji”,
como Alan Parrish, te materializaste
después de veinticinco años desaparecido y atrapado en ese extraño juego de
mesa que nos provocó más de una ansiedad.
Pero de todas tus historias y
aventuras como la de Peter Pan y el país de nunca jamás, aún me queda fresca en
el recuerdo aquella con la que nos dejaste tu gran legado, como aquel profesor
de literatura que encarnaste, y que todos deseamos tener alguna vez, perteneciste
a “La sociedad de los poetas muertos”, como, John Keating, les enseñaste a tus
alumnos a que pensaran libremente y expresaran sus emociones y que esta fluyera
como la savia de un árbol herido.
Tu
gran lección queda impresa en la memoria… “Carpe Diem: Vivid el momento. Coged
las rosas mientras aún tengan color pues pronto se marchitarán. La medicina, la
ingeniería, la arquitectura son trabajos que sirven para dignificar la vida
pero es la poesía, los sentimientos, lo que nos mantiene vivos”.
Robin Williams, que Dios otorgue
el indulto a tus errores, y te acoja con el inmenso abrazo deseado. Como lo
dijiste alguna vez “LA
VIDA SÓLO TE DA UNA PEQUEÑA CHISPA DE LOCURA NO DEBES PERDERLA”.
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