Educando con Amor Firme (La República).- Esto tiene que ver con que los docentes
se ocupan exhaustivamente de que la parte cognitiva esté completa,
repasada, aumentada y la parte emocional del alumno queda rezagada,
librada a la propia maduración, a los estímulos externos disparadores de
emociones, a veces incontrolables y siempre apresurados.
Hoy los maestros y profesores deben
aprender a conocer sus propios sentimientos y emociones y los de los
demás. Deben poder discriminar entre ellos y usar esta información para
guiar el pensamiento y la propia acción, lo que llamamos trabajar con
Inteligencia Emocional.
Se habla mucho de la disciplina en el
aula, pero de qué forma podemos implementarla, sólo conociendo nuestro
propio mundo emocional, sabiendo qué cosas nos enfadan, qué otras nos
estimulan, qué conductas debemos reflejar para convertirnos en modelos
formativos haciendo que los alumnos se motiven, mostrando esfuerzo y
persistencia, no permitirnos la mentira, la informalidad, la
indiferencia ni la injusticia.
Nosotros los maestros debemos quitar peso a los errores, no ser detectives de los alumnos,
demostrar empatía y hacerles conocer que ellos también son seres
pensantes, sensibles, hacer de la emoción nuestra y la de ellos un
lenguaje universal.
El miedo al maestro limita el aprendizaje, debemos utilizar pensamientos positivos y dar oportunidad al alumno de que se relaje.
Jaime Kusnier Especialista en Educación Director – Fundador de Aletheia Internacional
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