Desde el Tercer Piso (Por: José Alejandro Godoy).- Varias dudas ha suscitado la creación del Ministerio de Cultura, cuya norma de fundación seguramente será promulgada por el Presidente de la República este 28 de julio.
¿Cuáles han sido estas dudas? Básicamente en la visión que se ha tenido en su creación - o la carencia de la misma en algunos campos -, en la fusión con una ley de mecenazgo que debió ser independiente y mejor trabajada, en dejar de lado las artes escénicas y plásticas y el desconocimiento de muchos de los propulsores de la norma sobre el manejo de gestión pública (desde varios de los involucrados desde el campo artístico, hasta la fotogénica congresista Luciana León).
En La Habitación de Henry Spencer, Roberto Bustamante explica todo el proceso de (de)formación del nuevo ministerio:
En este sentido, apuntando a la decisión reciente del Congreso, el problema es que no se ha llegado a demostrar durante el debate parlamentario que la forma de organización institucional del Ministerio sea la más apropiada para promover la cultura. Ojalá que el diseño específico que se realice impida que se acabe fundando un mamotreto inservible.
De otro lado, la ley del mecenazgo es, de un modo camuflado, una exoneración tributaria que, además, deja abierta la calificación de lo que es y no es cultura y que, me temo, va a terminar siendo otro caballo de Troya a los que ya nos tiene acostumbrados un Congreso que suele estar más interesado en los fuegos artificiales que en los asuntos de fondo.
¿Cuáles han sido estas dudas? Básicamente en la visión que se ha tenido en su creación - o la carencia de la misma en algunos campos -, en la fusión con una ley de mecenazgo que debió ser independiente y mejor trabajada, en dejar de lado las artes escénicas y plásticas y el desconocimiento de muchos de los propulsores de la norma sobre el manejo de gestión pública (desde varios de los involucrados desde el campo artístico, hasta la fotogénica congresista Luciana León).
En La Habitación de Henry Spencer, Roberto Bustamante explica todo el proceso de (de)formación del nuevo ministerio:
En este sentido, apuntando a la decisión reciente del Congreso, el problema es que no se ha llegado a demostrar durante el debate parlamentario que la forma de organización institucional del Ministerio sea la más apropiada para promover la cultura. Ojalá que el diseño específico que se realice impida que se acabe fundando un mamotreto inservible.
De otro lado, la ley del mecenazgo es, de un modo camuflado, una exoneración tributaria que, además, deja abierta la calificación de lo que es y no es cultura y que, me temo, va a terminar siendo otro caballo de Troya a los que ya nos tiene acostumbrados un Congreso que suele estar más interesado en los fuegos artificiales que en los asuntos de fondo.
En realidad, hemos visto la creación de un Frankenstein, en el que el Ministro o Ministra tendrá que lidiar con la administración y conservación del patrimonio histórico, las consultas previas con proyectos mineros - porque han metido el INDEPA en la nueva cartera y será quien vea los temas propuestos en la Ley de Consulta Interna a las comunidades -, las cuestiones vinculadas a los medios de comunicación del Estado, el fomento de “industrias culturales” (¿sabrán en el APRA a que se refieren con esto y la complejidad del concepto y su puesta en práctica?), etc.
Dios quiera que me equivoque, pero se ha creado un ente que parece más un INC inflado, sobre todo, en los defectos que tiene, a los que se han sumado varias oficinas sin tener claro para que. Como que recuerda mucho al primer gobierno aprista.
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